martes, noviembre 26, 2013

¿Qué lengua habla Elfriede Jelinek?

¿Qué lengua habla Elfriede?
Vanesa Guerra





El día que Elfriede Jelinek debía engalanarse para recibir el Nobel de Literatura 2004, envió, a cambio,  un video que incomodó no tanto por lo que decía sino por todo lo que no se dejaba entender. Es posible que la fobia social que se atribuye acentuara la negación de viajar a Estocolmo, pero pareciera que la excusa de excusado no tranquiliza la escena que dispara letra a letra con sus actos.

En el discurso Im Abseits que supo traducirse Fuera de juego/ En el margen habla de la escritura con respecto de la realidad: "El viento de rabia sopla y lo arrastra todo con él. Lo arrastra todo, poco importa dónde, pero nunca vuelve a esta realidad que debe ser representada." Mas el ombligo –ojo de la tormenta– lo ubica en la lengua.  La realidad es obvia. Tan obvia que es de temer. Sin embargo, lo obvio pareciera resistirse de tal forma que no hay lengua que lo diga o lo desdiga.  Algo siempre nos deja al margen, nos vuelve excluidos –que no es lo mismo que la lengua nos excluya–; Jelinek avanza y pareciera indicar que ese algo nos torna idénticos a los hombres y las mujeres despreciadas por su carácter apatrio/ paria/ migrante; Austria –que conoce la tragedia "el pasado criminal", "crecí con ello"–  lo acalla en la gloria de su música, en la arquitectura y en la derecha patriarcal nacionalista que denuncia siempre iracunda en sintonía con toda una tradición literaria austríaca hija de la segunda post guerra: Antiheimatroman (los "antipatriotas"). EJ, como quien tira un huevo podrido para celebrar, antes que el establishment del Nobel consiguiera abrazarla, deja en claro que el lenguaje se vuelve sobre ella de una manera muy peculiar: "el lenguaje, ese perro que debería protegerme, para eso lo tengo, ahora me ataca. Mi protector quiere morderme."

 
ELFRIEDE FEMINISTA. 

"Si alguien tiene un destino se trata de un hombre, si alguien consigue un destino, se trata de una mujer" Las amantes, 1975–. Hay quien entró a Jelinek de la mano de Haneke por La pianista (2001), film basado en la novela homónima. Alguien recordará cómo se abandonaba la sala con torpeza frente al episodio de Erika con una gillette en mano; en la novela EJ lo narra así: "La cuchilla está destinada a SU carne. Esta planchita delgada, elegante, de acero azulado, flexible, elástica. Se sienta con las piernas abiertas frente al espejo de aumento que se usa para el afeitado y realiza un corte que agranda la abertura que constituye la puerta al interior de su cuerpo." EJ explica que Erika es una mujer que quiere apropiarse de ciertos derechos masculinos como la pornografía o el vouyerismo y que por eso el personaje tiene que pagar con sangre: "… el derecho de mirar es un derecho masculino, la mujer es siempre la observada, nunca la que observa… la mayoría sencillamente es objeto de la pornografía, los hombres las miran pudiendo ver casi dentro de sus cuerpos…" Escrita en 1983, no sólo deconstruye un cliché sino que además expone una mujer que se abre con una gillette la vagina para espaciarse y hacerse espacio en un mundo hostil, para de apropiarse de sí, recuperar el cuerpo de la posesión materna y posicionarse frente al hombre que busca reducirla al patriarcado. Pues ¿qué es una mujer por fuera del patriarcado? Será algo parecido a eso que hace resto en el lenguaje cuando no puede asir ni representar la obvia realidad. 
Tal vez, por eso, en 1995 el ultraderechista Jörg Haider hacía campaña así: "¿Quieren cultura o quieren Elfriede Jelinek?" Obvio. ¿Qué clase de cultura se funda si hay lugar para los no-representados? Si los no representados andan por las calles, pataleando o amándose, nuevamente la lengua está problemas y Haider no quería problemas. 

EJ describe la sociedad de posguerra como una sociedad de muertos vivientes "la historia está muerta y enterrada y al 
mismo tiempo es lo más vivo. No nos podemos librar de ella". Ese silencio merodea insoportable, entonces en 1997 compone Los hijos de los muertos. Allí Austria es una sociedad de zombies. "Una aterradora alegoría barroca de la muerte, una advertencia"(...)"porque la amnesia social austríaca es una enfermedad que nos convierte en zombies" 
 
ELFRIEDE ALIENÍGENA.

Su modo de decir encarna lingüísticamente lo otro. Es una música de la ira. Ira por estar en un mundo donde no se hace lugar a lo ajeno, a lo no familiar. La ajenidad que habita en cada quien es el corazón sencillo de la palabra, aquel que se entrega al lenguaje sin miedo lo sabe; la palabra en su potencia no ordena la cosa, sino que la trasgrede, la extraña.  En sus textos hay un fraseo que habilita un sentido nunca fijo, no hace masa en la unidad impropia,  sino que ataca como un animal que entra para despedazar. Por eso no hay amor en los libros, porque el amor, el simple y obvio y prolijo amor que niega e ignora diferencias y extranjerías, presagia la cadencia de una xenofobia y de un racismo que apesta. Los personajes de EJ no son descarnados, están descarnados –que no es lo mismo-  despellejados, pero no sufren, experimentan el horror, y lo experimentan para ser parte de eso. El mundo es horrendo y la forma estancada en lo más rancio de la tradición a la igualdad lo hace y lo obliga más horrendo cada vez. Amar en la diferencia es un aprendizaje que se demora.

“No es miedo a ti, es decir mi miedo no es absoluto” leemos cuando escribe sobre el caso de Josef Fritzl , el hombre que abusaba de su hija y la mantuvo encerrada durante 24 años. En Elfriede nadie debe preguntarse desde dónde habla, y menos de qué habla, la pregunta que abre sería ¿en qué habla? ¿qué lengua nos acerca? porque la lengua/palabra disfrazada de carne (2007)/ que sirve y descuartiza, laboriosa, lúcida e iracunda en su obra, atesora una verdad necesaria. La verdad no es que el mundo que los humanos componemos es una porquería (esa es la superficie rugosa en donde EJ plasma las voces). Sin duda, se sirve de la lengua para experimentar el ser, para experimentar la verdadera extranjería que reporta, por eso no le hace falta tomar la voz de la minoría, no es esa su operatoria, su operación es tremenda y posiblemente exitosa, EJ convierte la lengua de uso masivo en esa cosa insoportable que evoca y presentifica el desagrado que una mayoría puede sentir frente a la existencia de una minoría irreductible, traviste y revela la lengua en una lengua menor en el sentido grave y genial concepto. 
EJ se ha robado la lengua, la ha vampirizado, y ahora nos va a morder.

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Publicado originalmente en el suplemento de cultura del diario Tiempo Argentino. 24 de noviembre de 2013.
http://tiempo.infonews.com/2013/11/24/suplemento-cultura-113552-una-voz-potente-que-suele-hablar-con-la-musica-de-la-ira.php




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