Nota a Profanaciones (Giorgio Agamben)
En la libre versión del recuerdo, profanar será un camino hacia la felicidad. ¿Pero qué es la felicidad, sino esa palabra maltrecha que ha perdido su potencia mágica? Felicidad, acaso, sea lo que nos acecha desde siempre liberado de lenguaje; porque la tristeza del niño, dice Agamben, proviene de la dificultad para deshacerse del nombre que le ha sido impuesto. Felicidad, pienso, será esa separación, el retorno a lo no reconocido, una experiencia cercana a la liberación de la lengua obligada. Profanar es abrirse, decolorar los nombres que sellan nuestra existencia, porque lo que sella oprime, apisona, coagula el espacio necesario para que la vida tenga juego, porque los nombres encastran y lo que encastra permanece quieto. Felicidad y Justicia serán sin nombre –agrega– o mejor: serán con nombre de nueva lengua. Nuevo significa romper el cántaro y aventurarse al desierto cuando en la noche la sed crece. Entonces remata (y yo agradezco y no olvido): La profanación de lo improfanable es la tarea política de la generación que viene.
Vanesa Guerra
columna publicada en:
http://tiempo.infonews.com/2013/02/09/suplemento-cultura-96159-profanaciones--giorgio-agamben.php
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dr. elephant
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