Kenji Miyazawa
por Vanesa Guerra
A Miyazawa lo recuerdo en sueños, sólo de esa forma recobro parte de una potencia extraviada. Quedar capturados por una evocación es parecido, pero algo siempre distrae. Soñar –ser tomados por lo que nos habita– es otra cosa. Cuando recuerdo a Miyazawa, los sueños entrelazan piedades y malicias infantiles, entregan zonas donde el problema no es el bien o el mal, sino la apertura o la cerrazón ante el otro y lo desconocido. Cuando lo sueño, el miedo me enreda de una manera imposible para esta que soy en vigilia. Mientras en el sueño con lengua de sueño digo como Giovanni, ¿vamos a pasar por esto juntas? Al despertar, me abandono y rompo el pacto. Hay una forma del miedo que es perfecta, es una forma real donde la compañía es un hecho, una tautología, una entereza de posibilidades que la razón desvanece. Una vez un amigo pregunto qué agujero había entre los cinco y los siete años, lo expresó frente a la tragedia de no poder regresar. Con ese agujero nocturno Miyazawa construyó un Tren que nos reintegra a eso de lo que no debimos sustraernos y desde esa potencia amorosa gesta o nos gesta en su obra
vanesa guerra
texto publicado en Diario Tiempo Argentino. Suplemento de Cultura. Libro recordado. 19 de enero 2014
http://tiempo.infonews.com/2014/01/19/suplemento-cultura-117015-el-tren-nocturno-de-la-via-lactea---kenji-miyazawa.php
films:
https://www.youtube.com/watch?v=QYYvf6m887A
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